Desde mi buhardilla

Desde mi buhardilla
Aafke Marrakech by night

lunes, 30 de enero de 2012


Dice Ignacio Ramonet:

“La Unión Europea es el último territorio en el mundo en el que la brutalidad del capitalismo es ponderada por políticas de protección social. Eso que llamamos Estado de bienestar. Los mercados ya no lo toleran y lo quieren demoler. Ésa es la misión estratégica de los tecnócratas que acceden a las riendas del gobierno merced a una nueva forma de toma de poder: el golpe de estado financiero, presentado además como compatible con la democracia.
Es poco probable que los tecnócratas de esta “era post-política” consigan resolver la crisis (si su solución fuese técnica, ya se habría resuelto). ¿Qué pasará cuando los ciudadanos europeos constaten que sus sacrificios son vanos y que la recesión se prolonga? ¿Cómo se mantendrá el orden en la economía, en la mente y en las calles? ¿Se establecerá una triple alianza entre el poder económico, el poder mediático y el poder militar? ¿Se convertirán las democracias europeas en “democracias autoritarias”?”





(Christian Felber)

miércoles, 25 de enero de 2012

Tiempos raros los que nos han tocado vivir… ¡la economía no está al servicio de las personas, sino las personas al servicio de la economía!

Aviso a navegantes y críticos del sistema: El secuestro de la economía en las cátedras, en las agencias de calificación, en los bancos, en los centros oficiales, la convierten en uno de los instrumentos más perfectos para perpetuar un sistema injusto y desigual”.

Hay que desconfiar de todos aquellos que se expresen en términos ininteligibles, porque la mayoría de las veces pretenden hacer pasar intereses particulares y de clase como verdades científicas, ocultando la carga ideológica que tiene cualquier opción o respuesta económica.

¿Seguirán intentándonos convencer de la existencia de una sola política económica, al margen de cualquier ideología y planteamiento político?










La lluvia y más cosas del alma según el Quinto parpadeo

La lluvia y más cosas del alma.

Cosillas del alma que hacen llover,
la esperanza, el saber creer en ti,
y lo he podido ver,
la verdad del buen querer.

Pero que nunca jamás pare de llover...

Lluvia de julio, parece que va a caer el cielo sobre el gris asfalto,
huele a tierra mojada, azul del mar, de espuma se vuelve la ciudad.
Parece que va a caer, noche mojada, unas risas, recogemos y aquí no ha pasao nada,
parece que va a caer, noche mojada, al calor, al calor se seca la colada.

Lluvia de invierno, tú no me dejabas ver el cielo,
hielo entre aguaceros, ahora, al calor del fuego, luz y color,
un trueno nos anuncia el chaparrón.
Parece que va a caer, noche mojada, al calor, al calor se seca la colada.

Y siento,  que el agüita en la plaza ha parao el tiempo,
y pienso, que ya no puede pasar ni un minuto más,
Y siento,  que el agüita en la plaza ha parao el tiempo,
el tiempo que yo me invento cuando la luz de farolas me esconde la verdad.

Lluvia, lluvia, cae fresquita, sobre los charcos de los hielos derretidos va,
¡agüita, agüita! de esa no, de la que pega pero no pica,
apunta alto, al corazón, no a la cabeza,
que de uniforme no me vas a echar de aquí,
que si hoy me voy mañana vuelvo con más fuerza,
que las paredes me guardan el eco,
ten cuidao y si disparas apunta alto al corazón, no a la cabeza,
con más de 2 y 3 palabras me hablas alto
al corazón, no a la cabeza, apunta alto al corazón,

Cuando las cosas del alma se traducen en un verso,
y los hombres utilizan el lenguaje como medio
se recupera la esencia de los antiguos misterios,
y se airean las razones de los ingenuos secretos.

Cuando las cosas del alma  rompen con el silencio,
y el hombre se hace más hombre  al arañarse por dentro,
su mundo se descompone  para crearse de nuevo,
y se comparte la vida  y se contagian los sueños.

Y cuando las cosas del alma  no se toman tan en serio,
y los mundos se reducen  a cuestiones de dinero
¡la vida pierde el sentío, y pierde los argumentos!
los hombres empequeñecen  y se sienten como los cerdos

Orrorin Tugenensis



Hace diez millones de años. Un mono extraño está a punto de nacer, algo distinto a los demás. Sus padres viven en los árboles, duermen en las ramas por miedo a los predadores que merodean por el suelo. Pero él no, él no vivirá como ellos. Dejará los árboles y se levantará sobre sus patas traseras. Su audacia le empuja a explorar el mundo de abajo. Tiene que descubrir otra forma de vida. Llega el primer prehumano y va a cambiar la faz de la tierra.
Los simios de la sabana se encuentran en peligro de extinción. Los distintos clanes diseminados se reparten los pocos árboles que quedan y se aferran con desesperación a los últimos recursos de la vida arborícola. Pero la vida en los árboles es una trampa: se pasa hambre. Hay que bajar o morir. El primero de los nuestros nacerá en estas difíciles condiciones. Sus padres no tienen con qué alimentarle. La sabana se abre hasta el infinito llena de peligros. El primero tiene miedo. Podría renunciar, pero le posee un extraordinario instinto de supervivencia. Ninguno de sus antepasados lo había hecho antes. Correrá un enorme riesgo. Su desgracia le empujará a hacer un descubrimiento prodigioso. El primero mide 1´30 y a cuatro patas sobre la sabana no sabe dónde va. Tiene que levantarse sobre sus patas traseras y entonces ve, puede ver, puede observar. Pero si quiere desplazarse, vuelta a empezar. Su posición le impide ver. Entonces tiene una segunda intuición: avanzará, pero de pie el mayor tiempo posible.

Ya está, ya está: ya es bípedo. No es una actitud natural para un simio, pero funciona. Ahora ya no es un mono. Se llamará Orrorin. Los primero pasos le dan seguridad; quizás hasta sienta el placer de la novedad. Desde ahí arriba, Orrorin se siente más grande, más fuerte, y puede ver a los suyos desde lejos. Empieza la larga marcha. Orrorin confía en su intuición. Tiene que encontrar comida y un nuevo refugio, pero pronto aparece el cansancio. Se le cargan las piernas; con esta forma de andar le duelen los músculos de la espalda. Tiene que pararse con frecuencia para recuperar fuerzas. Inevitablemente, unos colmillos afilados están al acecho, listos para devorar a cualquier ser débil o aislado. Serán nuestra peor pesadilla durante todo el camino. En estos tiempos salvajes la vida pende de un hilo. Nadie sabe realmente cómo defenderse de los predadores; cada uno se salva como puede. La familia de Orrorin perderá a muchos en el camino, durante el día y también durante la noche. Pero no importa: mientras sean lo bastante numerosos como para reproducirse, la especie continuará. (La Odisea de la especie)

http://www.youtube.com/watch?v=FeB66mhb0cM