Desde mi buhardilla

Desde mi buhardilla
Aafke Marrakech by night

miércoles, 25 de enero de 2012

Orrorin Tugenensis



Hace diez millones de años. Un mono extraño está a punto de nacer, algo distinto a los demás. Sus padres viven en los árboles, duermen en las ramas por miedo a los predadores que merodean por el suelo. Pero él no, él no vivirá como ellos. Dejará los árboles y se levantará sobre sus patas traseras. Su audacia le empuja a explorar el mundo de abajo. Tiene que descubrir otra forma de vida. Llega el primer prehumano y va a cambiar la faz de la tierra.
Los simios de la sabana se encuentran en peligro de extinción. Los distintos clanes diseminados se reparten los pocos árboles que quedan y se aferran con desesperación a los últimos recursos de la vida arborícola. Pero la vida en los árboles es una trampa: se pasa hambre. Hay que bajar o morir. El primero de los nuestros nacerá en estas difíciles condiciones. Sus padres no tienen con qué alimentarle. La sabana se abre hasta el infinito llena de peligros. El primero tiene miedo. Podría renunciar, pero le posee un extraordinario instinto de supervivencia. Ninguno de sus antepasados lo había hecho antes. Correrá un enorme riesgo. Su desgracia le empujará a hacer un descubrimiento prodigioso. El primero mide 1´30 y a cuatro patas sobre la sabana no sabe dónde va. Tiene que levantarse sobre sus patas traseras y entonces ve, puede ver, puede observar. Pero si quiere desplazarse, vuelta a empezar. Su posición le impide ver. Entonces tiene una segunda intuición: avanzará, pero de pie el mayor tiempo posible.

Ya está, ya está: ya es bípedo. No es una actitud natural para un simio, pero funciona. Ahora ya no es un mono. Se llamará Orrorin. Los primero pasos le dan seguridad; quizás hasta sienta el placer de la novedad. Desde ahí arriba, Orrorin se siente más grande, más fuerte, y puede ver a los suyos desde lejos. Empieza la larga marcha. Orrorin confía en su intuición. Tiene que encontrar comida y un nuevo refugio, pero pronto aparece el cansancio. Se le cargan las piernas; con esta forma de andar le duelen los músculos de la espalda. Tiene que pararse con frecuencia para recuperar fuerzas. Inevitablemente, unos colmillos afilados están al acecho, listos para devorar a cualquier ser débil o aislado. Serán nuestra peor pesadilla durante todo el camino. En estos tiempos salvajes la vida pende de un hilo. Nadie sabe realmente cómo defenderse de los predadores; cada uno se salva como puede. La familia de Orrorin perderá a muchos en el camino, durante el día y también durante la noche. Pero no importa: mientras sean lo bastante numerosos como para reproducirse, la especie continuará. (La Odisea de la especie)

http://www.youtube.com/watch?v=FeB66mhb0cM


1 comentario:

  1. Y digo yo que le han puesto el nombre de orrorin por el horrorin de vida que llevó no??? ja ja ja

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